Génesis 26:12-13 “Y sembró Isaac en aquella tierra, y cosechó aquel año ciento por uno; y le bendijo Jehová. El varón se enriqueció, y fue prosperado, y se engrandeció hasta hacerse muy poderoso. Y tuvo hato de ovejas, y hato de vacas, y mucha labranza; y los filisteos le tuvieron envidia”.
Dios le dio tres cosas a Isaac: lo enriqueció, lo prosperó y le dio poder. El deseo de Dios era verlo bien ya que tenía un propósito para los planes de Dios. Pero no solo era de que Isaac tuviera las bendiciones sino también mantuviera su conducta y disciplina. Los filisteos tuvieron envidia de las bendiciones que Dios le estaba dando. Tener estas bendiciones que Dios le dio a Isaac sin un propósito es muy peligroso.
Encontramos a lo largo de la Biblia, personajes que tuvieron envidia. Por ejemplo Caín tuvo envidia de Abel y a causa de esa envidia lo mató. Raquel, esposa de Jacob pero tenía envidia de Lea que sí podía tener hijos. Raquel hasta que sacó la envidia de su corazón fue una persona fértil y concibió un hijo. Dice en Hechos, que los once patriarcas tuvieron envidia de José y por eso lo vendieron pero por que Dios no lo dejó, Él lo guardó y nada le pasó.
Eclesiastés 4:4 “He visto asimismo que todo trabajo y toda excelencia de obras despierta la envidia del hombre contra su prójimo. También esto es vanidad y aflicción de espíritu”.
Tu debes ser una persona que en todo hagas lo mejor: en tu casa, en tu trabajo, en la iglesia. Aunque después levantes envidia entre otros.
Salmos 73:3 “Porque tuve envidia de los arrogantes, Viendo la prosperidad de los impíos”.
Todos hemos sentido envidias dentro de nosotros. Hasta David tuvo envidia en un momento pero reconoció que estaba mal en su corazón y se puso a cuentas. Cuando llegue la envidia a tu vida debes de identificarla y sacarla de tu corazón.
En las cosas pequeñas, cuando no ganas un partido de fútbol o cuando no gana tu equipo favorito, debes reconocer que el otro equipo jugó mejor. Cuando tu mejor amigo le va mejor en las clases que a ti. Cuando le dan un premio a quien en tu trabajo y a ti no. Debemos tener un corazón sano y alegrarnos de que los demás también son bendecidos.
1 Corintios 13:4-6 “El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad”
Si en tu corazón tienes el verdadero amor de Dios, no tienes envidia. Debemos buscar en nuestro corazón si tenemos envidia para así sacarla y pedirle a Dios que nos cambie el corazón. Una acción sana tu corazón. El poder bendecir a otros y darle algo para agradarlo te ayuda a cambiar tu corazón.
Mateo 27:17-18 “Reunidos, pues, ellos, les dijo Pilato: ¿A quién queréis que os suelte: a Barrabás, o a Jesús, llamado el Cristo? Porque sabía que por envidia le habían entregado”.
Por envidia fue entregado Jesús. Sanó multitudes, perdonó a la mujer que querían apedrearla, alimentó a multitudes. ¿Jesús le habrá hecho mal a alguien o los bendijo? Lo que tuvieron fue envidia y así lo entregaron. A un hombre que no había hecho ningún solo mal lo entregaron por envidia, un hombre que por la excelencia de sus obras levantó envidias.
Hay muchos que aún hoy, prefieren elegir a alguien tipo Barrabás, que era pecador, ladrón, etc. que al mismo Jesús. Hay naciones que prefieren vivir en guerras, violencia y pobreza que seguir a Jesús.
Hoy puedes elegir qué quieres para tu vida, si quieres que Su amor te inunde para que de tu boca salgan palabras de bendición. Hoy es un día para que puedas vencer a la envidia. Dios quiere bendecirte y no juzgarte. Si ha habido en tu corazón envidia o pensamientos que no me han edificado hoy es el día para que le pidas a Jesús que te llene y te transforme.
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